Sostenibilidad económica

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En cualquier sector productivo, es necesario desarrollar una programación del producto que se fabrica para garantizar el éxito de cualquier suministro. En todos ellos existen dificultades para abordarlo con total precisión, especialmente en el sector agrario. El sector citrícola español está necesitado de una planificación y reestructuración varietal, por medio de una acción conjunta en la que sería necesario adecuar las plantaciones y renovación varietal a la demanda del mercado. El panorama varietal citrícola es cada vez más complejo, este sector ha pasado de manejar 20 variedades y 5 portainjertos en los años 70 del siglo pasado a unas 200 variedades y 30 portainjertos actuales, que permiten abordar un calendario de producción durante cerca de 10 meses, que acompañado de las técnicas de postcosecha, nos acerca a estar presentes en el mercado prácticamente los 12 meses del año.

En ese sentido es necesario una correcta planificación varietal y sus correspondientes combinaciones con los portainjertos, para que en función de las características ambientales, edafológicas y condiciones de salinidad  elegir la combinación más adecuada. Las nuevas herramientas tecnológicas, aprovechando información acumulada por los miembros del grupo operativo, permitirá mejorar programas o aplicaciones de móvil, que faciliten el diseño de esos programas de producción, que junto con condiciones y predicciones climáticas podrían mejorar la fiabilidad,  períodos y ritmos de recolección.

Sostenibilidad Medioambiental

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En muchas zonas citrícolas de España el cultivo de cítricos se desarrolla bajo estructuras minifundistas, con parcelas de dimensiones reducidas, que son las primeras que sufren la posible pérdida de competitividad y que ante una situación de crisis del sector, como la que se viene padeciendo en esta última campaña de precios desastrosos y pérdidas de cosecha, son las más afectadas, provocando un efecto de abandono de las mismas y que dependiendo de zonas puede suponer una superficie importante. Este abandono de  tierras a nivel nacional ha llegado a suponer en los últimos años más de 1 millón de hectáreas, con el consiguiente problema medioambiental que acarrea. Muchas de estas explotaciones minifundistas se desarrollan en la periferia de grandes ciudades o poblaciones y se conocen como “Las Huertas periurbanas” que constituyen un patrimonio amplísimo tanto de tipo agronómico, antropológico, arquitectónico, paisajístico, medioambiental y por ello su conservación es objeto de estudio en aras a encontrar soluciones que permitan su supervivencia. El objetivo es planificar una citricultura, de la manera más eficiente posible y que dé lugar a una agricultura más moderna, innovadora, diversa, dando los pasos precisos para conseguir mejorar la rentabilidad de nuestras explotaciones.

Sostenibilidad Social

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La falta de rentabilidad de las explotaciones desincentiva la inversión. A través de una correcta reestructuración varietal utilizando herramientas tecnológicas y bajo una perspectiva empresarial, se anima a los más jóvenes a participar en la toma de decisiones y por lo tanto a su incorporación en el sector agrario. En los últimos años queda patente la importancia de haber participado en este proceso de reconversión varietal, en el que en general, aquellas explotaciones que han estructurado y han incluido las nuevas variedades en el esquema productivo de las mismas, están siendo rentables y  están viendo recompensada dicha inversión. Con el desarrollo de este grupo operativo se pretende incentivar la inversión en el sector citrícola, facilitando ese cambio varietal, facilitando el establecimiento de lotes de tierra por medio de gestión en común asesorada por organizaciones de productores en forma de cooperativa o cualquier otra forma de organización que garantice una comercialización rentable, repercutiendo en fórmulas que eviten el abandono de tierras y la incorporación de los jóvenes al sector agrario.